Violeta Delfín
Recorrido por la biblioteca de fotos -FOTOTECA- del celular de la artista Violeta Delfín.
Fotos que reflejan sus paseos urbanos, sus caminatas en el espacio público. Fotos de objetos, situaciones o personas que llaman la atención y se capturan con la cámara del celular. Podrían definirse como referentes o inspiraciones que quedan almacenadas en el archivo más espontáneo de las personas. Las capturas cotidianas se vuelven inspiraciones para la creación de obra y van alimentando un estilo e imaginario interno.
La obra de Violeta, en sus propias palabras, está directamente influenciada por la estética de la calle y sus dinámicas. Así,el imaginario de Violeta, los delfines, las playas, el mar, lo kitsch, se vuelven parte fundamental de su obra.
Dentro de este mismo universo, la rebeldía y la libertad contenidas en el graffiti –narrativa que se articula en las paredes de la ciudad– entrañan virtudes y emociones que, para Violeta, se presentan muchas veces como el motor de sus activaciones.
Si bien la calle es un pilar innegable en el trabajo de Violeta, la sensibilidad que se extrae de sus propios procesos emocionales y vivenciales, vienen a representar la piedra angular en la lectura de su trayectoria como artista. Al recorrer sus obras, es posible encontrarse con una suerte de crónica que retrata sus estados más profundos a través de simbologías; un relato autoficcional que ensambla la intimidad de la artista con la colectividad de la calle.
Entre estos mundos, sobre todo, se teje una figura de admirable osadía, llevando un dibujo que muchas trasladamos al imaginario del recuerdo de nuestro diario de vida, a un escenario de vulnerabilidad histórica para las mujeres. La imagen en su estado más crudo, “inocente” y antojadizo, crea un relato de irreverencia y resistencia frente a una escena reglada, juiciosa y masculinizada. Es así como el trabajo callejero de Violeta Delfin se vuelve tan sutil como poderoso.
Su arte, donde mujer, sexualidad, erotismo, feminismo, se funden, tiene una esencia callejera y viajante. Violeta, mujer de playa y mar, de las costas de tongoy, se encuentra a si misma entre la feria, la playa, la arena, la ciudad, la caleta, la mar.
Tras esos rosados inocentes e infantiles, se encuentra un espíritu de mostrar naturalmente todos los atributos de los objetos; sus imperfecciones, sus sobrecargos, sus errores, sus maldades y fealdades, todo con el fin de resaltar el encuentro de lo cute, lo kitsch y lo feo.
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